Un estudio reciente, realizado por científicos de China, indica que las personas que caminan con prisa tienden a ser menos felices que quienes tienen un andar tranquilo y relajado.
Los investigadores consideran que los primeros suelen tener una personalidad mucho más intensa y perfeccionista, y si las cosas no salen como esperan, su estado de ánimo puede verse severamente afectado.
También suelen ser introvertidos, lo que les dificulta desarrollar y mantener relaciones personales.
Además, se les complica lidiar con el estrés y no acostumbran a tomarse un respiro de sus actividades diarias, lo que los hace más vulnerables a sentirse infelices.
En cambio, aquellos que caminan lentamente tienen más probabilidad de mantener un mejor control de sus emociones.